martes, 27 de marzo de 2012

Blanca y radiante


Dentro de poco más de 10 días, Argentina enfrentará a Croacia por cuartos de final de la Copa Davis de tenis, la Ensaladera (en realidad Ponchera) de plata que Dwight Davis donó para que sirviera de trofeo del Lanwn Tennis Challenge, embrión del actual certamen, que comenzó a jugarse en 1900. Retirado del "deporte blanco", Davis se dedicó a la política para ser secretario de Guerra del presidente norteamericano Calvin Colidge (1925-1929), entre otros cargos.
Desde entonces, Argentina busca alzarse con el trofeo de este deporte, que llegó a esta parte del continente con las invasiones inglesas de principios del siglo XIX. Durante su cautiverio de lujo en Luján, William Carr Beresford, comandante del regimiento que intentó anexar el Virreinato del Río de La Plata al Imperio inglés, se dedicó a pasar el tiempo enfrentando al teniente coronel Dennis Pack y a otros subalternos en la plaza del Cabildo de Luján.
De acuerdo al sorteo del fixture del Grupo Mundial, de llegar a la final, Argentina jugará todas las series en condición de local en estadio Mary Terán de Weiss, nombre oficial y que lucha, contra el gobierno de Mauricio Macri y los medios de comunicación, por imponerse al de Parque Roca.
Olvidada durante muchos años, María Luisa Terán de Weis fue la pionera del tenis femenino en Argentina, intentando popularizar el deporte mucho antes que Guillermo Vilas. Esposa de Haroldo Weiss, capitán del equipo argentino de Copa Davis en los años 40, Mary ganó 28 torneos internacionales, entre ellos el Plate de Wimbledon, que disputaban los jugadores eliminados del certamen tradicional, además de ser doble medallista de oro en los Panamericanos de 1951. De yapa, llegó a estar entre las 20 mejores del mundo.
De reconocida militancia peronista, la rosarina se hizo cargo del Ateneo Deportivo Eva Perón y se convirtió en asesora deportiva de la entonces Municipalidad de Buenos Aires. El advenimiento de la Revolución Libertadora y la intervención de la Asociación Argentina de Tenis sellaron el destino de Terán. Exiliada en España, donde siguió engrosando su palmarés de 832 victorias en 1100 partidos, retornó al país en 1959 para jugar en River Plate. Sin embargo, sus colegas le hacían el vacío negándose a enfrentarla. Incluso algunos le reprochaban haber organizado un torneo con el nombre de Eva Perón. Forzado su retiro, se dedicó al golf. En 1980, tras ser homenajeada por un grupo de jóvenes de extracción peronista ligados al deporte, fue una de las firmantes de la solicitada en apoyo a Guillermo Vilas, emblema del tenis argentino. Ignorada desde su retiro, Mary Terán de Weiss, quien durante su etapa como asesora de la Fundación Eva Duarte se dedicó a fomentar el tenis entre los chicos carenciados, se suicidó arrojándose de un séptimo piso de un edificio en Mar del Plata. Su nombre volvió a la luz en 2007, cuando la Legislatura de Buenos Aires bautizó su nombre al estadio de tenis donde este año, y por enésima vez, Argentina irá en busca de la Copa Davis.

Nicolás Fassi

*Publicado en Hoy Día Córdoba el 27 de marzo de 2012

martes, 20 de marzo de 2012

Viejo y glorioso


A principios del siglo pasado, la fundación de un club significaba mucho más que un solemne acto en el cual un grupo de chicos o adolescentes se juntaban para jugar al “football”. En un segundo plano, lo que los “padres fundadores” estaban haciendo, sin saberlo, era dar el puntapié inicial a surgimiento de un actor central en el fortalecimiento de las redes de sociabilidad, fundamentalmente en los incipientes conglomerados urbanos. Córdoba no fue la excepción.
En su reciente trabajo “Cuando éramos footballers. Una historia sociocultural del surgimiento y la difusión del fútbol en Córdoba (1900-1920)”, el historiador Franco Reyna toma como ejemplo el surgimiento de clubes como Universitario, Belgrano y Córdoba Athletic para demostrar la relación entre el devenir de estas entidades asociativas con el desarrollo de la ciudad.
Belgrano, en particular, siempre estuvo por demás ligado a Córdoba. De hecho, el primer presidente del club, que ayer cumplió 107 años, fue un joven de 14 años llamado Arturo Orgaz, que luego llegaría a ser uno de los promotores de la Reforma Universitaria de 1918, además de destacado intelectual y político.
Quizá menos conocida es la historia que tiene como protagonista a uno de los grandes ídolos de la institución de Alberdi. Se trata de Rodolfo Cuellar, el gran capitán del Celeste, quien tuvo una relación política, poco difundida con Agustín Tosco, uno de los cuadro políticos - sindicales más sólidos que dio nuestra provincia.
En paralelo a la carrera como futbolista, Cuellar trabajó 28 años en EPEC, donde conoció al Gringo de Coronel Moldes. “Iba poco a Luz y Fuerza. Era un afiliado más. Pese a su fama y reconocimiento, nunca fue de hacer alharaca”, señaló un integrante de la Comisión Directiva.
Sin embargo, al menos una vez, esa fama fue más que necesaria. Según declaro su hija Cecilia en una entrevista publicada en la revista Matices, versión que fue corroborada por viejos dirigentes sindicales de LyF, estando Tosco en la clandestinidad, Cuellar lo escondió en el baúl de su auto para poder atravesar un control policial a la salida de la ciudad. Algunas versiones no confirmadas van mucho más allá al indicar que Tito era el encargado de llevarle víveres al líder sindical en la clandestinidad. Quizá esto no se sepa nunca, porque como bien recuerda un íntimo colaborador de Tosco, apodado Tío, “cuando la cosa es clandestina, es clandestina”.

Nicolás Fassi

*Foto: gentileza http://alobelgrano.blogspot.com.ar/

Publicado en Hoy Día Córdoba el 19 de marzo de 2012