jueves, 30 de octubre de 2008
Un día como hoy....
Alfonsín ganaba las esperadas elecciones del 83. Para ganarle a los peronistas (siempre divididos ellos), le pidió a Gabriel Dreyfuss, creativo de esa campaña, que le haga una campaña "bien peronista". Entonces, Alfonso ("un tipo muy bueno, muy agradable", según Dreyfuss) se dedicó a hablarle a la mujer del obrero peronista, que convenció al marido de votar a Alfonsín.
Anécdota contada por el propio publicista a Mirá lo que trajo el gato, por Power 102.3
25 años después, con todos sus defectos y virtudes, seguimos teniendo democracia. No es la mejor, pero es la que tenemos. Paradójicamente, la segunda generación democrática (los que nacieron en los 90), que tendría que estar fortalecida y empapada en el asunto, está más preocupada por los celulares y los sms.
jueves, 23 de octubre de 2008
¡Por fin culiau!
Hay que ir sí o sí el 6 de noviembre a la Sala de las Américas. Por lo menos antes de que los retrógrados de siempre aparezcan.
martes, 21 de octubre de 2008
Extremos
martes, 14 de octubre de 2008
Rock y economía
Para los que queremos entender un poco del desbande económico, pero no sabemos de números, y nos gusta el rock y la música, nada mejor que la nota que Alexis Oliva le hace a José María Rinaldi, profesor y economista de la UNC, para Prensared. Como para darnos cuenta qué tipo de vida hay después de Cramfields.
Pasen y lean
Pasen y lean
jueves, 9 de octubre de 2008
Al ritmo de la Copa
A partir de hoy, en rigor de verdad desde el martes, cuando se filtró la confirmación del Orfeo, Córdoba es la capital del tenis. Para bien y para mal.
Conscientes de que lo que significa albergar la final de la Copa Davis, lobbystas de turno, funcionarios y empresarios se movieron y se seguirán moviendo para aprovechar semejante oportunidad para mostrarse ante los flashes.
De esta manera, nuestra ciudad sufrirá, para bien y para mal, las consecuencias del “mundo Davis”.
Para bien, Córdoba será objeto de un riguroso lavado de cara. Las vías de acceso y egreso al Orfeo sean acondicionadas de manera que puedan soportar el incesante flujo de tránsito que se demandará el evento, las calles serán convenientemente asfaltadas, la peatonal y el centro lucirá limpio y brillante, al menos por un par de semanas (¿peinarán a los patitos del Suquía?). Lógicamente, el cordobés medio se aprenderá (o aparentará saber) el reglamento del tenis y no faltará quien se vista “a lo Rafa Nadal”, con esos pintorescos pantalones pescadores. En definitiva, la Docta dejará de serlo para convertirse en la ciudad que cobijará a la Ensaladera de Plata.
Justamente, esa es la semilla de lo “malo” de albergar semejante evento. Dadas las reducidas dimensiones de nuestra ciudad, todo girará al compás de la Davis.
O sea que todos seremos argentinos, hincharemos por Nalbandian y Del Potro, admiraremos a Nadal y Ferrer… y nos olvidaremos de la pobreza, los reclamos salariales, la inseguridad, la basura en los barrios periféricos, el pésimo transporte público y la lista sigue.
Ojalá que el olvido sea pasajero.
Conscientes de que lo que significa albergar la final de la Copa Davis, lobbystas de turno, funcionarios y empresarios se movieron y se seguirán moviendo para aprovechar semejante oportunidad para mostrarse ante los flashes.
De esta manera, nuestra ciudad sufrirá, para bien y para mal, las consecuencias del “mundo Davis”.
Para bien, Córdoba será objeto de un riguroso lavado de cara. Las vías de acceso y egreso al Orfeo sean acondicionadas de manera que puedan soportar el incesante flujo de tránsito que se demandará el evento, las calles serán convenientemente asfaltadas, la peatonal y el centro lucirá limpio y brillante, al menos por un par de semanas (¿peinarán a los patitos del Suquía?). Lógicamente, el cordobés medio se aprenderá (o aparentará saber) el reglamento del tenis y no faltará quien se vista “a lo Rafa Nadal”, con esos pintorescos pantalones pescadores. En definitiva, la Docta dejará de serlo para convertirse en la ciudad que cobijará a la Ensaladera de Plata.
Justamente, esa es la semilla de lo “malo” de albergar semejante evento. Dadas las reducidas dimensiones de nuestra ciudad, todo girará al compás de la Davis.
O sea que todos seremos argentinos, hincharemos por Nalbandian y Del Potro, admiraremos a Nadal y Ferrer… y nos olvidaremos de la pobreza, los reclamos salariales, la inseguridad, la basura en los barrios periféricos, el pésimo transporte público y la lista sigue.
Ojalá que el olvido sea pasajero.
*Publicado en Hoy Día Córdoba el 9-10-08
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