miércoles, 3 de julio de 2013

Firme junto al pueblo

“...en los Estados Unidos, donde la difusión de la lectura ha asimilado la manera de vivir del rico y del pobre. Las casas de unos y otros en proporciones distintas tienen sin embargo las mismas formas, iguales materiales, entran en su construcción y, el menaje y los utensilios son de la misma clase, aunque de calidades diversas”. En este tramo del riquísimo texto “Educación Popular”1, escrito en 1849, Domingo Sarmiento subrayaba que uno de los beneficios de la instalación de un sistema nacional de educación gratuita sería la creación de un público consumidor encargado de dinamizar la economía y conducir el ingreso de la futura Argentina al capitalismo de manera integrada2. 
Una de las “misiones” de la función alfabetizadora sería, entonces, la formación de un público-mercado letrado que pueda conocer, por intermedio de la publicidad escrita (en carteles, diarios, libelos, etcétera), la existencia de mercancías necesarias para mejorar sus condiciones materiales de existencia. Es decir, la activación del circuito comercial.

Quiso la casualidad que más de 50 años después del texto del temperamental sanjuanino, en Francia, en uno de los países predilectos del autor de “Facundo”, los editores de los periódicos L’Auto y Vèlo buscaron la forma de incrementar sus ventas aprovechando el interés de los lectores por las carreras ciclísticas de finales del siglo XIX como a París-Brest-París, de 1.260 kilómetros. En 1900, ambos periódicos se fusionaron bajo la edición del ex ciclista Henri Desgrange, quien en 1902, junto a Geo Lefevre, comenzó a idear la posibilidad de realizar una carrera que recorriera el territorio francés.
Un año después, en enero de 1903, en las páginas de L’Auto-Vèlo (que se editaba en papel amarillo, color con el que se identifica al líder de la prueba desde 1919) se abrían las inscripciones para la llamada Grande Boucle (Gran Rulo), que se correría en mayo de ese año y que tendría 2.428 kilómetros de extensión divididos en seis etapas. Pese a los 20.000 francos de premio, sólo 15 pedalistas se anotaron para la prueba, obligando a posponer el inicio de la competencia para el mes de julio. Tras el lógico reforzamiento de la campaña de marketing, el número de competidores llegó a 60. Fue entonces que el 1 de julio de 1903, en el Café-Hotel Reveille Matin de la localidad de Montgeron, a las afueras de París, debido a la prohibición de las autoridades de celebrar una carrera en las calles de la capital, se largó la que es hoy considerada una de las tres pruebas más importantes del mundo.
El ganador de la competencia, que fue completada por 21 ciclistas, fue el deshollinador Maurice Garin, un italiano nacionalizado francés quien luego sería fundador del equipo que llevó su apellido. Quien también festejó fue Desgrange: gracias al interés de la gente por seguir las alternativas de la competencia, L’Auto-Vèlo, predecesor de L’Equipe, el diario deportivo más importante de Francia, aumentó su tirada en 40.000 ejemplares. Un negocio redondo que hoy, 100 ediciones después (la carrera fue suspendida en diez oportunidades por las Guerras Mundiales), en tiempos de EPO y dopaje, goza de buena salud y todos conocen como Tour de Francia.

1 En: Halperín Donghi, Tulio. Proyecto de construcción de una Nación (Argentina 1846 – 1880) Ariel, Buenos Aires, 2000. 2 El texto forma parte de una candente polémica mantenida entre Sarmiento y Juan Bautista Alberdi respecto del modelo de país que se pretendía imponer. La respuesta del tucumano llegó en 1952 con “La educación no es la instrucción”. Op, cit.

Publicado en Hoy Día Córdoba el 3 de julio de 2013

martes, 26 de junio de 2012

Fútbol zurdo

Una de las discusiones más lindas y posiblemente interminables es aquella que define a las escuelas futbolísticas de acuerdo al arco ideológico. El encargado de abrir el “debate” fue César Luis Menotti. “Un día dije que había un fútbol de izquierda y otro de derecha. Los más generosos, los más artistas, los más cultos siempre fueron de izquierda, siempre estuvieron más cerca de mí que lo otro, el mercado. Un fútbol generoso, abierto, comprometido con la gente, el orgullo de la representatividad, el orgullo de la pertenencia... todo eso que pregono me suena más a la izquierda que a la derecha. Después hay otro fútbol, al que no le importa la gente, solamente le interesa el resultado”, disparó el Flaco. El “otro”, el que está en la vereda del frente, sería el que practican los equipos de Carlos Salvador Bilardo, que hacen del rendimiento físico un culto y que no escatiman “recursos” para lograr el triunfo (el bidón de Branco, por ejemplo). En un equipo bilardista brilló Diego Maradona, típico exponente de un fútbol de izquierda. No faltará quien argumente (no sin razón) que, al ser la quintaescencia del talento, Diego representa al fútbol individual, capaz de ganar partidos en soledad, en fin, de representar el pensamiento de la derecha. Discusiones “de quinto whisky” al margen, lo cierto es que uno de los ejemplos del fútbol de izquierda lo dio el italiano Andrea Pirlo, quien en la definición por penales de una de las llaves de cuartos de final de la Eurocopa homenajeó a Antonin Panenka. En pleno apogeo del fútbol total de Johan Cruyff, un 20 de junio de 1976, Alemania y Checoslovaquia definían el título de la Euro de Yugoslavia por tiros desde el punto del penal. Con la serie 4-3 a favor de los checos, el delantero de Bohemians de Praga acomodó la pelota para patear. Enfrente estaba Sepp Maier, arquero campeón del mundo dos años antes. Entonces, del otro lado de la Cortina de Hierro apareció un guiño para “los zurdos”: Panenka tomó una larga carrera, amagó con rematar fuerte y la picó sutilmente ante la atónita mirada de Maier y de todos los que colmaron el estadio del Estrella Roja de Belgrano. “No fue en absoluto un acto de rebeldía. Siempre concebí el fútbol como una alegría para los espectadores, un espectáculo que proporcione temas de conversación en los bares. No fue un gesto que buscase la rebeldía sino la diversión”, declaró el ex jugador a la revista española llamada Panenka en su honor. ¿Y si lo erraba? “Probablemente no habría jugado más y ahora sería tornero, que es mi profesión”, indicó el actual presidente honorario de Bohemians FC. *Publicado el 26/06/2012 en Hoy Día Córdoba. Sección En Sepia

martes, 22 de mayo de 2012

Deporte Nacional

“Acá no existía el deporte. El español no era deportista. Los únicos eran los anglosajones y sus colonias"1. La afirmación pertenece a Osvaldo Arsenio, director deportivo de la Secretaría de Deportes de la Nación, en una entrevista concedida al periodista Ezequiel Fernán-dez Moores para el libro "Breve historia del deporte argentino" . Sin embargo, investigaciones históricas revelaron que, a la llegada de los españoles, los pueblos originarios tenían un interesante abanico de actividades que combinaban ejercicio físico con ritualidad. Y lo hacían mucho antes que el Pato, el llamado deporte nacional. Los conquistadores, en conjunción con el modo de vida de la Edad Media, reprimían el cuerpo y lo ocultaban tras pesadas armaduras o incómodos vestidos. En cambio, los "salvajes", tal como eran descriptos los habitantes de estas tierras, se "vestían" con lo justo y necesario, dejando al descubierto sus trabajados cuerpos, para desagrado de las instituciones "civilizadas". Cinco siglos antes de la aparición de Las Leonas, la América Precolombina era una potencia en la práctica de la chueca2, una especie de hockey que era utilizado para dirimir conflictos o disputas. El juego, que podía durar varios días, formaba parte de un ritual más grande, que incluía bailes y cantos. Era tal la pasión que despertaba la práctica de la chueca, que, en 1602, el gobernador del Río de la Plata y Paraguay, Hernando Arias de Saavedra (Hernandarias) lo prohibió porque parecía inventado más por parte del demonio que por parte de los hombres". Los juegos con pelota también tienen antecedentes. Ya sea con las palmas, como los araucanos, o con la cabeza, como los mocovíes, estos partidos enfrentaban a 200 jugadores por equipo, que incluían a las mujeres. La novedad (para los españoles) fue la utilización de pelotas de caucho, que fueron importadas a Europa para reemplazar las vejigas de animales. Otro elemento exportado fue la palabra Kancha, que en quechua significa "recinto". Otras actividades eran el waranák o boxeo de los mocovíes, practicado por igual por mujeres y hombres, o el kuvuá que jugaban los selkam en Tierra del Fuego. El tenis arribó a Buenos Aires con las invasiones inglesas. William Carr Beresford lo practicaba mientras se encontraba recluido en Luján, tras ser capturado por Santiago de Liniers. Lejos del puerto, los guaycurúes lo practicaban con una pelota fabricada con espigas de maíz y plumas y le pegaban con las manos. Después, llegaron las corridas de todos, el turf y el Pato, que elegido como deporte nacional en el primer tercio del siglo pasado, luego de infinidad de prohibiciones, debido a la gran cantidad de jugadores muertos por la ferocidad de las cinchadas. 1- Ed. Sudamericana, 2010. 2- Leremá (en mocoví), elermak (en pilagá), tol (toba) y uiñú o palín (mapuche) Publicado en Hoy Día Córdoba el 22-05-2012

martes, 27 de marzo de 2012

Blanca y radiante


Dentro de poco más de 10 días, Argentina enfrentará a Croacia por cuartos de final de la Copa Davis de tenis, la Ensaladera (en realidad Ponchera) de plata que Dwight Davis donó para que sirviera de trofeo del Lanwn Tennis Challenge, embrión del actual certamen, que comenzó a jugarse en 1900. Retirado del "deporte blanco", Davis se dedicó a la política para ser secretario de Guerra del presidente norteamericano Calvin Colidge (1925-1929), entre otros cargos.
Desde entonces, Argentina busca alzarse con el trofeo de este deporte, que llegó a esta parte del continente con las invasiones inglesas de principios del siglo XIX. Durante su cautiverio de lujo en Luján, William Carr Beresford, comandante del regimiento que intentó anexar el Virreinato del Río de La Plata al Imperio inglés, se dedicó a pasar el tiempo enfrentando al teniente coronel Dennis Pack y a otros subalternos en la plaza del Cabildo de Luján.
De acuerdo al sorteo del fixture del Grupo Mundial, de llegar a la final, Argentina jugará todas las series en condición de local en estadio Mary Terán de Weiss, nombre oficial y que lucha, contra el gobierno de Mauricio Macri y los medios de comunicación, por imponerse al de Parque Roca.
Olvidada durante muchos años, María Luisa Terán de Weis fue la pionera del tenis femenino en Argentina, intentando popularizar el deporte mucho antes que Guillermo Vilas. Esposa de Haroldo Weiss, capitán del equipo argentino de Copa Davis en los años 40, Mary ganó 28 torneos internacionales, entre ellos el Plate de Wimbledon, que disputaban los jugadores eliminados del certamen tradicional, además de ser doble medallista de oro en los Panamericanos de 1951. De yapa, llegó a estar entre las 20 mejores del mundo.
De reconocida militancia peronista, la rosarina se hizo cargo del Ateneo Deportivo Eva Perón y se convirtió en asesora deportiva de la entonces Municipalidad de Buenos Aires. El advenimiento de la Revolución Libertadora y la intervención de la Asociación Argentina de Tenis sellaron el destino de Terán. Exiliada en España, donde siguió engrosando su palmarés de 832 victorias en 1100 partidos, retornó al país en 1959 para jugar en River Plate. Sin embargo, sus colegas le hacían el vacío negándose a enfrentarla. Incluso algunos le reprochaban haber organizado un torneo con el nombre de Eva Perón. Forzado su retiro, se dedicó al golf. En 1980, tras ser homenajeada por un grupo de jóvenes de extracción peronista ligados al deporte, fue una de las firmantes de la solicitada en apoyo a Guillermo Vilas, emblema del tenis argentino. Ignorada desde su retiro, Mary Terán de Weiss, quien durante su etapa como asesora de la Fundación Eva Duarte se dedicó a fomentar el tenis entre los chicos carenciados, se suicidó arrojándose de un séptimo piso de un edificio en Mar del Plata. Su nombre volvió a la luz en 2007, cuando la Legislatura de Buenos Aires bautizó su nombre al estadio de tenis donde este año, y por enésima vez, Argentina irá en busca de la Copa Davis.

Nicolás Fassi

*Publicado en Hoy Día Córdoba el 27 de marzo de 2012

martes, 20 de marzo de 2012

Viejo y glorioso


A principios del siglo pasado, la fundación de un club significaba mucho más que un solemne acto en el cual un grupo de chicos o adolescentes se juntaban para jugar al “football”. En un segundo plano, lo que los “padres fundadores” estaban haciendo, sin saberlo, era dar el puntapié inicial a surgimiento de un actor central en el fortalecimiento de las redes de sociabilidad, fundamentalmente en los incipientes conglomerados urbanos. Córdoba no fue la excepción.
En su reciente trabajo “Cuando éramos footballers. Una historia sociocultural del surgimiento y la difusión del fútbol en Córdoba (1900-1920)”, el historiador Franco Reyna toma como ejemplo el surgimiento de clubes como Universitario, Belgrano y Córdoba Athletic para demostrar la relación entre el devenir de estas entidades asociativas con el desarrollo de la ciudad.
Belgrano, en particular, siempre estuvo por demás ligado a Córdoba. De hecho, el primer presidente del club, que ayer cumplió 107 años, fue un joven de 14 años llamado Arturo Orgaz, que luego llegaría a ser uno de los promotores de la Reforma Universitaria de 1918, además de destacado intelectual y político.
Quizá menos conocida es la historia que tiene como protagonista a uno de los grandes ídolos de la institución de Alberdi. Se trata de Rodolfo Cuellar, el gran capitán del Celeste, quien tuvo una relación política, poco difundida con Agustín Tosco, uno de los cuadro políticos - sindicales más sólidos que dio nuestra provincia.
En paralelo a la carrera como futbolista, Cuellar trabajó 28 años en EPEC, donde conoció al Gringo de Coronel Moldes. “Iba poco a Luz y Fuerza. Era un afiliado más. Pese a su fama y reconocimiento, nunca fue de hacer alharaca”, señaló un integrante de la Comisión Directiva.
Sin embargo, al menos una vez, esa fama fue más que necesaria. Según declaro su hija Cecilia en una entrevista publicada en la revista Matices, versión que fue corroborada por viejos dirigentes sindicales de LyF, estando Tosco en la clandestinidad, Cuellar lo escondió en el baúl de su auto para poder atravesar un control policial a la salida de la ciudad. Algunas versiones no confirmadas van mucho más allá al indicar que Tito era el encargado de llevarle víveres al líder sindical en la clandestinidad. Quizá esto no se sepa nunca, porque como bien recuerda un íntimo colaborador de Tosco, apodado Tío, “cuando la cosa es clandestina, es clandestina”.

Nicolás Fassi

*Foto: gentileza http://alobelgrano.blogspot.com.ar/

Publicado en Hoy Día Córdoba el 19 de marzo de 2012

martes, 14 de febrero de 2012

Al Flaco, dale gracias


"Dejaron todo bajo el vendaval
y huyendo del lodo no se supo más,
bajo la lluvia el chasis se pudrió
y allí también la criatura de Dios"

A menudo ocurre que los artistas que alcanzan cierta masividad pierden el control sobre el significado de sus creaciones. Y la música no es la excepción, ya que las campañas políticas son tierra fértil para la re-significación de las canciones: No me arrepiento de este amor, de Gilda (Mauricio Macri), y Avanti Morocha, de los Caballeros de la Quema (Cristina Fernández), son claros ejemplos. Pero como la musicalización proselitista tiene corta vida, antes o después, las canciones pierden el estigma político y quedan a merced de nuevos contenidos.
Luis Alberto Spinetta y su poesía también fueron objeto de esa re-significación. Uno de los tantos ejemplos, además de Muchacha (Ojos de Papel), que fue utilizada para una publicidad de jeans, fue el Anillo del Capitán Beto, canción que forma parte de El jardín de los presentes, editado en 1976 con Invisible. A caballo del fanatismo que el Flaco tenía por River Plate y de algún que otro guiño en letra, ("y el banderín de River Plate y la triste estampita de un santo…"), los hinchas millonarios tomaron la canción como un homenaje a Norberto Alonso, uno de los máximos ídolos del club de Núñez. Pero cuando ya el mito estaba bien asentado, el propio Flaco salió a reconocer que en realidad no había sido compuesta en honor al Beto, sino a un colectivero, "una figura típica del folclore urbano de Buenos Aires". "Una vez estuve con el Beto y le dije que no la había compuesto pensando en él ¿Cómo le iba a mentir? No se puede gambetear a un 10 majestuoso", se sinceró el creador de Artaud, quien (un malicioso puede decir "quién Artaud o quién el flaco?", pero no somos maliciosos. se me sale la bruja de lengua) según Gustavo Gauvry, fundador del estudio Del Cielito, jugaba bien al fútbol. "Durante la grabación de Kamikaze (1982) me tocó presenciar los clásicos entre Spinetta Jade y Serú Girán. Era bueno. Se destacaba jugando de delantero", apuntó.
En 1988, en el disco Tester de Violencia, el Flaco no dejó lugar a segundas interpretaciones y editó La Bengala Perdida, inspirada tras el asesinato (todavía impune) del joven Roberto Basile, quien murió en la lluviosa noche del 3 de agosto de 1983 en La Bombonera, cuando una bengala marina arrojada desde la segunda bandeja del estadio, momentos antes del inicio del cotejo entre Boca y Racing, le atravesó el cuello. Pese a los pedidos de los hinchas académicos, que vieron la muerte instantánea de Basile, el partido siguió y terminó 2-2. "…por un color, sólo por un color…", reza el Flaco. Una versión con más poesía del "Todo pasa" de Julio Grondona.
Publicado en "Hoy Día Córdoba", sección Sepia el 14/2/12

martes, 7 de febrero de 2012

Cabezas de queso


100 millones de espectadores, 3,5 millones de dólares por 10 segundos de publicidad y Madonna animando (de manera magistral) el “show de medio tiempo” fueron algunas de las postales del Súper Bowl XLVI de football americano, que se celebró el domingo en Indianápolis entre New York Giants y New England Patriots. En una final con libreto de “culebrón televisivo”, los primeros se alzaron con el tetracampeonato por 21-17, tras 59 segundos para el infarto.
De este lado del mundo, el football americano es visto como una tradición estadounidense de pura cepa, más allá de la existencia de la Asociación Cordobesa de Football Americano (ACFA).
El año pasado, Las Águilas, que hacen las veces de local en la cancha de la Universidad Nacional de Córdoba, perdieron el año pasado, por 29-13, el II Tazón del Centro, ante Los Halcones de Buenos Aires. Fundada en 2007, la ACFA (http://www.acfa.com.ar/) es una asociación civil que está abierta a todos quienes quieran participar. Detrás de los millones de dólares que mueve la National Football League (NFL), el espíritu amateur (al decir de Marcelo Bielsa) persiste y se mantiene en los Green Bay Packers. Campeones del Súper Tazón de 2011, los Empacadores, fundados en 1919 por empleados de la Indian Packaging Company, son el bicho raro de toda la NFL: desde 1992 ostentan el título de “organización no lucrativa”. Por lo tanto, pertenecen a los 110.000 habitantes de la ciudad de Green Bay, que controlan los destinos del equipo a través de un comité ejecutivo de siete miembros y un manager general.
En 1923, la franquicia estuvo al borde de la quiebra. El administrador y dueño de entonces, Curly Lambeau recibió un auxilio económico de 2.500 dólares de parte de comerciantes locales. A cambio, una corporación no lucrativa dependiente de la ciudad se hizo cargo de la administración del equipo, mientras con Lambeau fue designado entrenador y manager. Desde entonces, los Packers se erigieron en el equipo más ganador de la liga, con 13 títulos.
El sentido de pertenencia se ve reflejado en los números: los “cheeseheads” (Cabezas de queso), tal como se conoce a su parcialidad, llenan el City Stadium, con capacidad para 73.000 personas, en todos los partidos. Aventurarse a conseguir un ticket es poco más que una quimera, ya que están agotadas por los próximos 20 años. Además, el 60 por ciento de la recaudación de los negocios dentro del estadio va para obras de caridad. Una isla del idealismo en medio de un mar de dinero.

Publicado el 7 de febrero de 2012 en Hoy Día Córdoba, Sección Sepia.