En una entrada anterior (o sea,
acá) avisabamos que Obama no era tan distinto, puertas adentro, de George W. Bush. Por lo visto, el electo presidente de Estados Unidos comenzó a darnos la razón al señalar que considera
inaceptable que Irán desarrolle una bomba atómica. Lógicamente, los iraníes le avisaron que vaya
despacito y por las piedras.
Mientras, el flamante mandatario se dedica a cosas que realmente
nos importan a todos. ¿O no?