A los 81 años, falleció el lunes el Coronel (R) Antonio Rodríguez, quien durante 28 años dirigió, con más sombras que luces, los destinos del Comité Olímpico Argentino (COA). Con un estilo autoritario y sin mayores convicciones democráticas, Rodríguez fue el amo y señor del olimpismo argentino entre 1977 y 2005, un ciclo oscuro en materia de resultados, pero pletórico en escándalos deportivos y financieros.
Por esas bromas pesadas del destino, la gestión de Rodríguez quedará en la historia por haber cortado con la racha de 52 años sin títulos olímpicos argentinos, con las dos medallas de oro logradas por el básquetbol y el fútbol en Atenas 2004.
Sin embargo, el período de Rodríguez en el COA quedará marcado a fuego (o al menos eso debería) por ese delirio de grandeza, impulsado por Carlos Menem y Francisco “Paco” Mayorga, que se materializó en la candidatura de Buenos Aires para los Juegos Olímpicos 2004. O por el “olvido” en que incurrió el COA en Barcelona 92, cuando la atleta Ana María Comaschi no pudo ingresar a la Villa Olímpica, y por ende no participar de la cita, porque las autoridades no la inscribieron, algo que sí hicieron con una buena cantidad de dirigentes “ñoquis” que disfrutaron de unas apacibles vacaciones en el Mediterráneo.
A lo largo de los casi 30 años en el poder, Rodríguez fue reelecto seis veces, cinco de ellas sin tener que enfrentar a ningún opositor, lo que habla a las claras de que si bien muchos estamentos deportivos reclamaban una apertura democrática en la entidad, otros dirigentes más poderosos lejos estaban de querer que las cosas cambien.
Su sucesor, Julio Cassanello (ex intendente de Quilmes durante la dictadura militar), fue bendecido por el Coronel. Por ende, todo seguirá igual.
Junto con Julio Grondona, presidente de la AFA, Rodríguez era el dirigente deportivo argentino con más años de antigüedad, ya que ambos comenzaron sus mandatos en plena dictadura militar. No por casualidad, la manera que ambos lograron perpetuarse en el cargo está plagada de coincidencias. Rodríguez se apartó del cargo dos años antes de fallecer, Grondona, “todo pasa” mediante, goza de buena salud, más allá de algunos detalles como la violencia en las canchas.
Publicado en Hoy Día Córdoba del 14/5/07