Solidarizar: Hacer a alguien o algo solidario con otra persona o cosa. Tomando como eje la definición del diccionario de la Real Academia, edición 2001, ser solidario implica que ante un problema común, el individuo puede involucrarse con sus pares en pos de una solución que a corto, largo o mediano plazo, podría beneficiarlo. Palabras más, palabras menos, ésta fue la noción que dio origen a las asociaciones gremiales, las mutuales y, más acá en el tiempo, a las ONG.
La globalización y el neoliberalismo, con el culto al individualismo (mal asociado como culto a la libertad), atacaron desde la médula este concepto vital para el desarrollo de las relaciones humanas a lo largo de la historia. Sin embargo, en situaciones límite, los lazos de solidaridad resurgen, sorprendiendo a propios y extraños.
El “yo primero” puede palparse diariamente en todos los aspectos de la sociedad, fútbol incluido. Pero en el juego de la redonda, el dinero y los intereses que genera están por encima de todo, por lo que este tipo de reacciones están pasadas de moda.
Sucedió el año pasado, cuando los futbolistas, con Juan Verón a la cabeza, amagaron con ir a la huelga por los hechos de violencia. Sin embargo, como quedó visto, más que por solidaridad, la intentona tuvo como objetivo final la desestabilización política a Julio Grondona.
El “yo primero” salió a escena el domingo, cuando el defensor de Quilmes, Diego Capria, cayó en el área de Boca Juniors luego de ser impactado por un proyectil que le arrojaron desde la hinchada de xeneize.
Tras el incidente, los médicos del plantel cervecero atendieron al jugador, quien con un aparatoso vendaje volvió a jugar los dos minutos finales del partido que su equipo perdía por 2-1.
Más allá de que el cotejo tendría que haberse suspendido de por sí, independientemente de la intención de Capria de seguir jugando, lo triste de la situación fue que ninguno de los jugadores de Boca salió en defensa de un compañero de trabajo que fue salvajemente agredido.
Parece que nadie tuvo en cuenta que la piedra podría haberles pegado a ellos. Ah, claro... Boca pelea el título y Quilmes la permanencia. Entonces “está bien” que la solidaridad no se haya dado una vuelta por el estadio Centenario.
*Publicado en Hoy Día Córdoba el 22/05/07
La globalización y el neoliberalismo, con el culto al individualismo (mal asociado como culto a la libertad), atacaron desde la médula este concepto vital para el desarrollo de las relaciones humanas a lo largo de la historia. Sin embargo, en situaciones límite, los lazos de solidaridad resurgen, sorprendiendo a propios y extraños.
El “yo primero” puede palparse diariamente en todos los aspectos de la sociedad, fútbol incluido. Pero en el juego de la redonda, el dinero y los intereses que genera están por encima de todo, por lo que este tipo de reacciones están pasadas de moda.
Sucedió el año pasado, cuando los futbolistas, con Juan Verón a la cabeza, amagaron con ir a la huelga por los hechos de violencia. Sin embargo, como quedó visto, más que por solidaridad, la intentona tuvo como objetivo final la desestabilización política a Julio Grondona.
El “yo primero” salió a escena el domingo, cuando el defensor de Quilmes, Diego Capria, cayó en el área de Boca Juniors luego de ser impactado por un proyectil que le arrojaron desde la hinchada de xeneize.
Tras el incidente, los médicos del plantel cervecero atendieron al jugador, quien con un aparatoso vendaje volvió a jugar los dos minutos finales del partido que su equipo perdía por 2-1.
Más allá de que el cotejo tendría que haberse suspendido de por sí, independientemente de la intención de Capria de seguir jugando, lo triste de la situación fue que ninguno de los jugadores de Boca salió en defensa de un compañero de trabajo que fue salvajemente agredido.
Parece que nadie tuvo en cuenta que la piedra podría haberles pegado a ellos. Ah, claro... Boca pelea el título y Quilmes la permanencia. Entonces “está bien” que la solidaridad no se haya dado una vuelta por el estadio Centenario.
*Publicado en Hoy Día Córdoba el 22/05/07
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