Carmen Argibay no es una jueza común. Apenas asumió como ministra de la Corte Suprema de Justicia de la Nación se definió como "atea militante", dejando claro que va al frente. Hace un par de semanas, le contestó a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner en la polémica entre el Poder Ejecutivo y Poder Judicial. Ahora fue el turno de la inseguridad. Dijo que está inflada y que el periodismo sólo malas noticias. Además, le apuntó a la pena de muerte y al fiasco de marcha por la inseguridad de hace unos días.
Esta vieja cada vez me cierra más.
2 comentarios:
Regresó "el chori" Fassi, un baluarte de la noticia, el portento de las voces que hacen eco. Simplemente digno de admiración.
Operación Ja-Ja
En medio de una campaña vacía de ideas y propuestas pero plagada de slogans publicitarios, candidatos falsos y chicanas institucionales, la realidad se desdibuja. Es lógico entonces que el gobierno y la oposición estén más atentos a lo que muestra Tinelli en el sketch “Mi gran cuñado”, donde un grupo de humoristas se disfrazan y parodian a los principales políticos, que a lo que le ocurre a la gente. Es que esos temas siempre urgentes ya no les importan a nadie, ni siquiera para mentir que les interesan. Es decir, ya ni mienten. Directamente no dicen cómo harán lo que harán cuando ganen, porque muchos directamente no asumirán.
La democracia es pisoteada como nunca y puesta al servicio de la dirigencia, ya sin verguenza ni pudor alguno. A diferencia de verse reflejados en lo de Tinelli. Según Perfil del domingo, Néstor Kirchner llamó él mismo a Ideas del Sur para asegurarse de que su esposa no sea ridiculizada. También habrían hecho lo mismo Massa y el ministro Aníbal Fernández. El miedo al espejo.
Mientras tanto, con la habilidad de siempre, Tinelli hace su propio juego y presiona desde la pantalla con 30 puntos de rating bajo el brazo. Con el olfato y el oportunismo que lo caracteriza, guardó por un rato el formato de Bailando/cantando/nadando por un sueño y desempolvó las caretas. “Vuelve el humor político a la televisión”, grita el locutor desde la promo del Trece. Pero en los albores de la era kirchnerista era bien diferente: el empresario andaba a los besos con el entonces presidente (hay fotos) y había eliminado de sus programas toda parodia política que pudiera incomodar. Eran las épocas de los negocios y elogios. El cabezón se había quedado con Radio del Plata (vendida en diciembre a empresarios K) e inauguraban juntos polideportivos en Bolivar. Hasta Kirchner llegó al extremo de prestarle gentilmente el mismísimo sillón de Rivadavia en La Rosada para que Freddy Villareal se burlara del ex Fernando De la Rúa. Pero hoy es todo diferente. Ante la amenaza del sketch, el gobierno le manda a los sabuesos de la AFIP para revisar las facturas de la productora de Tinelli. No quieren que ocurra algo similar a lo que pasó con De la Rúa, cuando fue parodiado como una marmota por Freddy en Tinelli y el ex presidente hacía todo lo posible para superar a su imitador. Pero Tinelli juega en primera y sabe de su poder. Lo vinculan con el caso Skanska y el ex goma devuelve el golpe.
Curiosidades de esta dirigencia política, que no puede zafar de su propia imagen.
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