martes, 14 de febrero de 2012

Al Flaco, dale gracias


"Dejaron todo bajo el vendaval
y huyendo del lodo no se supo más,
bajo la lluvia el chasis se pudrió
y allí también la criatura de Dios"

A menudo ocurre que los artistas que alcanzan cierta masividad pierden el control sobre el significado de sus creaciones. Y la música no es la excepción, ya que las campañas políticas son tierra fértil para la re-significación de las canciones: No me arrepiento de este amor, de Gilda (Mauricio Macri), y Avanti Morocha, de los Caballeros de la Quema (Cristina Fernández), son claros ejemplos. Pero como la musicalización proselitista tiene corta vida, antes o después, las canciones pierden el estigma político y quedan a merced de nuevos contenidos.
Luis Alberto Spinetta y su poesía también fueron objeto de esa re-significación. Uno de los tantos ejemplos, además de Muchacha (Ojos de Papel), que fue utilizada para una publicidad de jeans, fue el Anillo del Capitán Beto, canción que forma parte de El jardín de los presentes, editado en 1976 con Invisible. A caballo del fanatismo que el Flaco tenía por River Plate y de algún que otro guiño en letra, ("y el banderín de River Plate y la triste estampita de un santo…"), los hinchas millonarios tomaron la canción como un homenaje a Norberto Alonso, uno de los máximos ídolos del club de Núñez. Pero cuando ya el mito estaba bien asentado, el propio Flaco salió a reconocer que en realidad no había sido compuesta en honor al Beto, sino a un colectivero, "una figura típica del folclore urbano de Buenos Aires". "Una vez estuve con el Beto y le dije que no la había compuesto pensando en él ¿Cómo le iba a mentir? No se puede gambetear a un 10 majestuoso", se sinceró el creador de Artaud, quien (un malicioso puede decir "quién Artaud o quién el flaco?", pero no somos maliciosos. se me sale la bruja de lengua) según Gustavo Gauvry, fundador del estudio Del Cielito, jugaba bien al fútbol. "Durante la grabación de Kamikaze (1982) me tocó presenciar los clásicos entre Spinetta Jade y Serú Girán. Era bueno. Se destacaba jugando de delantero", apuntó.
En 1988, en el disco Tester de Violencia, el Flaco no dejó lugar a segundas interpretaciones y editó La Bengala Perdida, inspirada tras el asesinato (todavía impune) del joven Roberto Basile, quien murió en la lluviosa noche del 3 de agosto de 1983 en La Bombonera, cuando una bengala marina arrojada desde la segunda bandeja del estadio, momentos antes del inicio del cotejo entre Boca y Racing, le atravesó el cuello. Pese a los pedidos de los hinchas académicos, que vieron la muerte instantánea de Basile, el partido siguió y terminó 2-2. "…por un color, sólo por un color…", reza el Flaco. Una versión con más poesía del "Todo pasa" de Julio Grondona.
Publicado en "Hoy Día Córdoba", sección Sepia el 14/2/12

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