¿Que no?... - dijo Pelagia vistiéndose- ¿Puede uno quedarse a un lado cuando siente cariño por esto, cuando aquello le toca al corazón, cuando pasa temor, y se tiene lástima de todos..., y todo choca dentro del pecho..., atraído por todas partes?... ¿Cómo quedarse a un lado?, ¿Adónde ir?
Vestida a medias, quedóse un instante pensativa dentro de la habitación. Le pareció de pronto que ya no era la misma que tanto se inquietó y alarmó por su hijo; aquella personalidad ya no existía, se había desprendido y alejado de ella. Pelagia se escuchó a sí misma, deseosa de saber lo que le pasaba por dentro, y temerosa de despertar otra vez el antiguo sentimiento de ansiedad.
Máximo Gorki, La Madre, Rusia 1905.
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