Menos mal. En un sentencia, el juez Oyarbide encontró el justificativo más "grosso" para darle
carta blanca a la explotación y a la esclavitud. Si hubiera vivido en la época de la conquista española, sin lugar a dudas hubiera tenido su finca (atendida por negritos, claro), su calle, su estatua y demás. ¡Qué suerte que tiene Argentina de tener estos jueces che!
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