Ahora que Los Murciélagos lograron el bicampeonato mundial de futsal para no videntes, Lucas Rodríguez y compañía recibirán, al menos hasta fin de año, la atención que el logro merece: reconocimiento oficial, prensa, premios y un sinfín de loas a la encomiable tarea que realizan los jugadores del Seleccionado Argentino.
Y no es para menos. Los dirigidos por Gonzalo Villariño hicieron lo que todo futbolista (amateur, profesional, ocasional, malo, bueno, regular, etcétera) aspira: ganar el título del mundo venciendo a Brasil. Además, se tomaron revancha de lo ocurrido en los Juegos Paralímpicos Atenas 2004, cuando los verdeamarelhos se llevaron la medalla de oro.
Ahora bien, cuando todos los flashes y las premiaciones hayan terminado, los jugadores volverán a vivir “la diaria”, donde es mucho más difícil cruzar la calle o tomar un colectivo que gambetear a defensores contrarios. Ni qué hablar de la discriminación que sufren de parte de las personas “normales”.
Pálidas aparte, que son muchas, el valor agregado de lo realizado por Los Murciélagos reside en el ejemplo que significa su lucha. Tal como comentó a Hoy Día Córdoba la Ardilla Rodríguez: la práctica del deporte “contiene afectiva y emocionalmente” a quienes sufren esta discapacidad. Por eso, lo más noble sería aprovechar este boom generado para que todos integremos realmente (y no por lástima) a las personas discapacitadas.
Entonces, sólo entonces, el triunfo deportivo se disfrutará en serio, porque detrás de Los Murciélagos hay muchos más que merecen vivir como corresponde.
lunes, 18 de diciembre de 2006
Peras al olmo
La derrota por 3-1 con Banfield en la última fecha del Apertura dejó un sabor agridulce en el paladar del hincha de Belgrano. Es que tras la resonante victoria frente a Boca Juniors, que a la larga resultó decisiva para estirar la definición del campeonato, el ánimo del equipo y del pueblo pirata estaba por las nubes. Pero la realidad se encargó de bajar de un hondazo las ilusiones celestes y recordar que el Belgrano que perdió con el Taladro fue el que más veces hizo acto de aparición en el Apertura.
No obstante, como lo esencial es invisible a los ojos, vale la pena recordar que Belgrano es el club cordobés más ordenado económicamente.
Obviamente, el Celeste no escapa a las generales de la ley, pero con dos años al frente del club, Armando Pérez aprendió a capear el temporal sin que el barco hiciera agua.
Entonces, con una política austera, Belgrano puso en cancha a un equipo plagado de “veteranos de guerra” del ascenso (Campodónico, Gordillo y Frangipane), mechado con experimentados jugadores de la divisional (Serrizuela, Rojas, Yllana y Cervera), más el aporte de jugadores de las inferiores con nula experiencia en primera división (Maceira, Martínez, Bolatti, Montoya y Peppino, entre otros).
¿El resultado? Un equipo chato, preparado para pelear contra los promedios que para el “jogo bonito”. O sea que no se le puede pedir a un equipo formado para mantener la categoría que le gane a Boca y a Estudiantes todos los días.
En principio, la situación no debería cambiar mucho para el año próximo, donde los puntos contra Nueva Chicago, Godoy Cruz y los cerveceros valdrán el doble. De salir airoso (con buen juego es mucho más fácil), la B Mantendrá la categoría y entonces ahí sí tendrá que jugar mejor si quiere quedarse en Primera. En el peor de los casos, Belgrano descenderá pero con las finanzas y la casa en orden, algo para nada despreciable.
Sino, que le pregunten a Talleres, que a pesar de jugar torneos económicamente importantes como la Copa Libertadores y la desaparecida Mercosur, cumplió la peor campaña en torneos cortos...en la B Nacional.
No obstante, como lo esencial es invisible a los ojos, vale la pena recordar que Belgrano es el club cordobés más ordenado económicamente.
Obviamente, el Celeste no escapa a las generales de la ley, pero con dos años al frente del club, Armando Pérez aprendió a capear el temporal sin que el barco hiciera agua.
Entonces, con una política austera, Belgrano puso en cancha a un equipo plagado de “veteranos de guerra” del ascenso (Campodónico, Gordillo y Frangipane), mechado con experimentados jugadores de la divisional (Serrizuela, Rojas, Yllana y Cervera), más el aporte de jugadores de las inferiores con nula experiencia en primera división (Maceira, Martínez, Bolatti, Montoya y Peppino, entre otros).
¿El resultado? Un equipo chato, preparado para pelear contra los promedios que para el “jogo bonito”. O sea que no se le puede pedir a un equipo formado para mantener la categoría que le gane a Boca y a Estudiantes todos los días.
En principio, la situación no debería cambiar mucho para el año próximo, donde los puntos contra Nueva Chicago, Godoy Cruz y los cerveceros valdrán el doble. De salir airoso (con buen juego es mucho más fácil), la B Mantendrá la categoría y entonces ahí sí tendrá que jugar mejor si quiere quedarse en Primera. En el peor de los casos, Belgrano descenderá pero con las finanzas y la casa en orden, algo para nada despreciable.
Sino, que le pregunten a Talleres, que a pesar de jugar torneos económicamente importantes como la Copa Libertadores y la desaparecida Mercosur, cumplió la peor campaña en torneos cortos...en la B Nacional.
Dulce revancha
Se fue por la puerta de atrás en Racing, de su Racing, el mismo al que había vuelto con la promesa de ser campeón para retirarse. Sin embargo, la renuncia de Fernando Quiroz, que dejó en banda a la Academia, lo obligó a colgar los botines el 17 de febrero de este año frente a Estudiantes, que ganó con goles de Sosa (gran figura en la tarde de ayer) y Lugüercio. Entonces llegó el debut como técnico frente a Independiente. Pero la Academia era un manojo de voluntades (una banda, según la popular) y la mano no cambió. Sin embargo, con el tiempo, Racing comenzó a levantar vuelo y con el Cholo en el banco hilvanó cuatro victorias consecutivas. Sin embargo, Blanquiceleste se decidió por Reinaldo Merlo y Simeone aterrizó en La Plata, para reemplazar a Jorge Burruchaga y hacer su segunda experiencia como técnico.
Una dignísima eliminación por penales en la Copa Libertadores fue el prólogo de lo que estaba por venir. Con su ex compañero Juan Sebastián Verón (que volvió y fue campeón) como líder, el Estudiantes de Simeone fue mucho más que un equipo con el cuchillo entre los dientes.
Las 12 victorias en 13 partidos, que incluyeron el apoteótico 7-0 con Gimnasia LP, lo certifican. “El mérito es de los jugadores”, reza una vieja frase de casette de los técnicos. Aunque la mayoría de las veces esto es casi cierto, no es descabellado decir que gran parte del porcentaje es del Cholo, que bien merecido lo tiene.
Una dignísima eliminación por penales en la Copa Libertadores fue el prólogo de lo que estaba por venir. Con su ex compañero Juan Sebastián Verón (que volvió y fue campeón) como líder, el Estudiantes de Simeone fue mucho más que un equipo con el cuchillo entre los dientes.
Las 12 victorias en 13 partidos, que incluyeron el apoteótico 7-0 con Gimnasia LP, lo certifican. “El mérito es de los jugadores”, reza una vieja frase de casette de los técnicos. Aunque la mayoría de las veces esto es casi cierto, no es descabellado decir que gran parte del porcentaje es del Cholo, que bien merecido lo tiene.
Héroes anónimos
Levantarse a las siete de la mañana para entrenarse, trabajar, estudiar y volver a entrenarse. Más o menos, todos los deportistas amateurs repiten desde hace años la misma rutina, a las sombras de las grandes luces y de los reconocimientos masivos.
Este año, en el que se presumía que los deportes profesionales iban a ser los amos y señores de las alegrías (¡cuántas veces dijimos que éste era el año de los mundiales!), los amateurs se llevaron las palmas. Hubo, claro, honrosas excepciones como el tenis (finalista en la Copa Davis, con David Nalbandian a la cabeza) y alguno más, pero la mayoría de las buenas vinieron del lado de los que transpiran la camiseta sin esperar nada a cambio.
Encabezados por Los Murciélagos, bicampeones mundiales de fútbol sala para no videntes, y Germán Chiaraviglio, campeón mundial juvenil de salto con garrocha, por citar sólo dos casos, los héroes anónimos (frase robada de la canción del mismo nombre del grupo Metrópoli) demostraron una vez más, por si hacía falta hacerlo, que el fuego interno puede más que los billetes.
El resultado de los cordobeses en los Odesur (el 33 por ciento de las medallas de oro tuvieron olor a peperina), es un claro ejemplo de ello, porque más allá del nivel de la competencia, la satisfacción por estar entre los mejores no tiene precio. Sobre todo cuando hay un Estado que está casi ausente (valga la metáfora). Pero como somos una sociedad exitista, estos logros no alcanzarán para opacar la ausencia de títulos en fútbol, básquetbol, hockey sobre césped, etcétera.Sin embargo, no debe perderse de vista que más allá del negocio, el deporte tiene premios que no se miden en dinero. Lástima que la mayoría los medios nos olvidamos de eso.
Este año, en el que se presumía que los deportes profesionales iban a ser los amos y señores de las alegrías (¡cuántas veces dijimos que éste era el año de los mundiales!), los amateurs se llevaron las palmas. Hubo, claro, honrosas excepciones como el tenis (finalista en la Copa Davis, con David Nalbandian a la cabeza) y alguno más, pero la mayoría de las buenas vinieron del lado de los que transpiran la camiseta sin esperar nada a cambio.
Encabezados por Los Murciélagos, bicampeones mundiales de fútbol sala para no videntes, y Germán Chiaraviglio, campeón mundial juvenil de salto con garrocha, por citar sólo dos casos, los héroes anónimos (frase robada de la canción del mismo nombre del grupo Metrópoli) demostraron una vez más, por si hacía falta hacerlo, que el fuego interno puede más que los billetes.
El resultado de los cordobeses en los Odesur (el 33 por ciento de las medallas de oro tuvieron olor a peperina), es un claro ejemplo de ello, porque más allá del nivel de la competencia, la satisfacción por estar entre los mejores no tiene precio. Sobre todo cuando hay un Estado que está casi ausente (valga la metáfora). Pero como somos una sociedad exitista, estos logros no alcanzarán para opacar la ausencia de títulos en fútbol, básquetbol, hockey sobre césped, etcétera.Sin embargo, no debe perderse de vista que más allá del negocio, el deporte tiene premios que no se miden en dinero. Lástima que la mayoría los medios nos olvidamos de eso.
jueves, 23 de noviembre de 2006
Grondona 2007
Los últimos hechos de violencia pusieron en el ojo de la tormenta a Julio Grondona, quien por primera vez en 27 años ve como su sillón de presidente de la AFA tambalea.
*No deja de llamar la atención la fuerte movida de los grandes medios deportivos de Buenos Aires, que como nunca antes salieron a pegarle a Don Julio (presidente desde 1979 y que, todo pasa mediante, sobrevivió a los militares, Alfonsín, Menem, De la Rúa, los cinco presidentes y, hasta ahora, Kirchner).
*Detrás de esto está, sin lugar a dudas, el poder político. Solá pisó el acelerador no prestando el servicio de seguridad para el partido Boca – Racing. Además, el marcado protagonismo de Los Fernández (Aníbal, precandidato a gobernador de Buenos Aires, ministro del Interior, hincha de Argentinos Juniors) y Alberto (hincha de Quilmes y Jefe de Gabinete) es todo un síntoma de hacia donde apunta todo.
*Pero, ¿a qué apunta todo?: a presentar a la Gestión K (léase Cristina y Néstor o viceversa) como la primera que combatió seriamente la violencia en el fútbol, algo muy útil en vísperas de las elecciones presidenciales 2007.
*No deja de llamar la atención la fuerte movida de los grandes medios deportivos de Buenos Aires, que como nunca antes salieron a pegarle a Don Julio (presidente desde 1979 y que, todo pasa mediante, sobrevivió a los militares, Alfonsín, Menem, De la Rúa, los cinco presidentes y, hasta ahora, Kirchner).
*Detrás de esto está, sin lugar a dudas, el poder político. Solá pisó el acelerador no prestando el servicio de seguridad para el partido Boca – Racing. Además, el marcado protagonismo de Los Fernández (Aníbal, precandidato a gobernador de Buenos Aires, ministro del Interior, hincha de Argentinos Juniors) y Alberto (hincha de Quilmes y Jefe de Gabinete) es todo un síntoma de hacia donde apunta todo.
*Pero, ¿a qué apunta todo?: a presentar a la Gestión K (léase Cristina y Néstor o viceversa) como la primera que combatió seriamente la violencia en el fútbol, algo muy útil en vísperas de las elecciones presidenciales 2007.
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