Se fue por la puerta de atrás en Racing, de su Racing, el mismo al que había vuelto con la promesa de ser campeón para retirarse. Sin embargo, la renuncia de Fernando Quiroz, que dejó en banda a la Academia, lo obligó a colgar los botines el 17 de febrero de este año frente a Estudiantes, que ganó con goles de Sosa (gran figura en la tarde de ayer) y Lugüercio. Entonces llegó el debut como técnico frente a Independiente. Pero la Academia era un manojo de voluntades (una banda, según la popular) y la mano no cambió. Sin embargo, con el tiempo, Racing comenzó a levantar vuelo y con el Cholo en el banco hilvanó cuatro victorias consecutivas. Sin embargo, Blanquiceleste se decidió por Reinaldo Merlo y Simeone aterrizó en La Plata, para reemplazar a Jorge Burruchaga y hacer su segunda experiencia como técnico.
Una dignísima eliminación por penales en la Copa Libertadores fue el prólogo de lo que estaba por venir. Con su ex compañero Juan Sebastián Verón (que volvió y fue campeón) como líder, el Estudiantes de Simeone fue mucho más que un equipo con el cuchillo entre los dientes.
Las 12 victorias en 13 partidos, que incluyeron el apoteótico 7-0 con Gimnasia LP, lo certifican. “El mérito es de los jugadores”, reza una vieja frase de casette de los técnicos. Aunque la mayoría de las veces esto es casi cierto, no es descabellado decir que gran parte del porcentaje es del Cholo, que bien merecido lo tiene.
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