lunes, 5 de noviembre de 2007

"Se tiene que transpirar...”

“La camiseta del Lobo, se tiene que transpirar...”, fue uno de los cantitos que seguramente entonó La 22 (barra de Gimnasia y Esgrima La Plata) el sábado, en el clásico con Estudiantes. Con la derrota consumada, las facturas comenzaron a llover sobre los jugadores triperos, especialmente sobre Luciano Leguizamón, quien al finalizar el primer tiempo del partido se acercó a Juan Verón (emblema Pincha) para intercambiarle la camiseta.
Pero ese gesto de admiración y respeto que tuvo el ex Talleres con uno de los jugadores más reconocidos de los últimos años, fue el detonante de una serie de ridículas críticas de parte de un dirigente del Lobo. Escudándose en algo abstracto (pero tangible a la vez) como “la pasión” de los hinchas, el secretario Carlos Giménez, dijo que lo de Leguizamón fue “un acto grave”.
“A mi me produjo un profundo desagrado la situación. Si lo tomamos como un hecho aislado, es un hecho menor porque son dos camisetas que se cambian. Pero si lo tomamos en el marco de la pasión que desata el fútbol, que la pasión es lo que mueve al hincha ¿Cómo se entiende que tenga la lucidez para intercambiar la camiseta con Verón?", fue la pobre explicación de Giménez. Ante tamaño escándalo, el delantero pidió disculpas y dijo que lo hizo por admiración a la Brujita. A su vez, el jugador del Seleccionado Argentino dijo que le “no creo que haya querido faltarle el respeto a la gente de Gimnasia. Hoy se vive en esta locura y se agarran de cosas como esta para justificar tanto una derrota como una victoria", explicó Verón.
En este punto, es válido lo dicho por el jugador de Estudiantes, ya que con estas acciones, los promueven los actos de violencia son los propios dirigentes, transmitiendo un mensaje inequívoco: si los encargados de dirigir los destinos de un club se escandalizan por una intercambio de camisetas, qué les queda entonces a los barrabravas.
Un dato no menor es que el año pasado, el presidente del club, José Muñoz amenazó al arbitro Daniel Giménez en el entretiempo del partido con Boca Juniors, que fue suspendido y que se completó meses después. Justamente, tras ese cotejo, los jugadores de Gimnasia reconocieron por lo bajo que los capos de la barra (con la venia de dirigentes “hinchas”) los apretaron para que se dejaran perder con los xeneizes, algo que finalmente ocurrió.
Por otro lado está lo que ocurrió el sábado acá cerca, en el Estadio Córdoba, cuando integrantes del servicio de seguridad de Belgrano, con la venia de la Policía, patotearon a un grupo de fotógrafos que estaban cometiendo el “delito” de hacer su trabajo. Mientras, en las afueras del Chateau, mal llamados libraban una batalla campal contra efectivos policiales.
Una muestra más de la violencia de guante blanco que impera en el fútbol actual.

Publicado en Hoy Día Córdoba el 6-11-07

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