viernes, 22 de junio de 2007

Los dolores que quedan

La Reforma Universitaria de 1918 y la redacción de Manifiesto Liminar, de la cual se cumplen 89 años, fue un mojón en la historia de los movimientos estudiantiles mundiales. Antecedente del Cordobazo, que más de medio siglo después volvería a sacudir los cimientos de las estructuras sociales y políticas del país, el movimiento estudiantil significó la personificación del racionalismo cultural en una Universidad retardataria, mitad teológica, mitad señorial, en la que las ideas estaban condenadas al eterno estatismo.

Al calor de la revolución bolchevique de 1917, en el ámbito internacional, y del triunfo de Hipólito Yrigoyen, Ley Sáenz Peña mediante, en el plano nacional, la Reforma proponía una apertura hacia las nuevas corrientes de pensamiento de la época. En definitiva, que la Universidad fundada en 1613 se colocara a la vanguardia del movimiento cultural, científico y filosófico.

Todas las premisas se vieron plasmadas en el Manifiesto Liminar de 1918, un documento cada vez más vigente que, a 89 años de su redacción, es sin lugar a dudas el resultado de uno de los momentos más brillantes en la historia argentina.

Oíd el ruido de rotas cadenas

El movimiento estudiantil que luego daría lugar a la Reforma y al Manifiesto Liminar tuvo eclosión a fines de 1917 cuando arbitrariamente las autoridades de la Universidad decidieron cerrar el internado del Hospital de Clínicas y poner en práctica un nuevo régimen de asistencia en Ingeniería, que establecía que el estudiante que no concurría a la cuarta parte de las clases quedaba libre y el que dejaba vencer el año sin aprobar la materia perdía la calidad de regular.
A principios de 1918, el reclamo estudiantil no es escuchado en el Consejo Superior y por lo que se resuelve ir a la huelga, siguiendo con el mandato de las asambleas convocadas por los centros de estudiantes de Medicina e Ingeniería. Se crea el Comité Pro-Reforma, integrado por Ernesto Garzón, de Ingeniería; Horacio Valdez, de Derecho, y Gumersindo Sayago, de Medicina, siendo el órgano que dirigió el movimiento hasta que se fundó la Federación Universitaria de Córdoba (FUC) el 16 de mayo de 1918.

Ante el estado de “rebeldía”, las autoridades deciden clausurar la Universidad alegando “los reiterados actos de indisciplina como inasistencia colectiva a clase, los medios violentos para impedir matricularse, etcétera”.

En Buenos Aires, una delegación de estudiantes se entrevista con el presidente Hipólito Yrigoyen, quien luego del encuentro nombra como interventor de la Casa de Trejo a José Nicolás Matienzo, a la sazón procurador General de la Nación.

La figura de Matienzo a la UNC significó un rédito político para el caudillo radical, ya que de esta manera se ganaba el apoyo del movimiento estudiantil y se aseguraba el control directo en un reducto atestado de enemigos.

A su llegada, Matienzo comprobó las denuncias de los estudiantes y presentó un proyecto de reformas al estatuto, reconociendo que la inmovilidad de los cuerpos directivos, compuestos de miembros vitalicios, que provenían de su propio seno, los cargos de rector, decanos y delegados al consejo Superior, provocaban un estancamiento del organismo mayoritario.

El régimen aguanta
A caballo de las reformas de Matienzo, el 15 de junio se llevó a cabo la elección de Rector. Los reformistas proponían a Enrique Martínez Paz, triunfador en la primera vuelta. Sin embargo, los sectores oligárquicos y ultramontanos de la Corda Frates, logia ligada al Arzobispado, logran imponer a Antonio Nores, postulante de los contrarreformistas.

Entonces la asamblea se trasformó en un campo de batalla a causa de los choques entre los reformistas y los antirreformistas. Inmediatamente, el Comité Pro-Reforma declara la huelga general, a la que adhieren las universidades de Buenos Aires, Tucumán, La Plata y Santa Fe.

Dos días después, Ismael Bordabehere, delegado de Ingeniería, y Enrique Barros, de Medicina, se entrevistan con Nores para pedirle la renuncia. Sin embargo, éste les responde con la histórica frase: “si debe quedar el tendal de los cadáveres de los estudiantes, que quede. Las fuerzas nacionales y provinciales están dentro de la Universidad para garantizar la libertad”.

“Hombres de una República libre…”

El 21, el Teatro Rivera Indarte (hoy Teatro del Libertador) es escenario del Primer Congreso Nacional de estudiantes universitarios, que luego de seis días de liberación da a luz al Manifiesto Liminar.

En el texto, de una actualidad sorprendente, se sientan las bases del nuevo gobierno universitario: autonomía, docencia libre, modernización científica, gratuidad y cogobierno.

Líderes como Deodoro Roca, Enrique Barros, Ismael Bordabehere, Horacio Valdez, Gumersindo Sayago, Arturo Orgaz (uno de los fundadores del Club Atlético Belgrano) entre otros, encarnan la avanzada progresista de la Universidad del siglo XX.

Nores renuncia el 7 de agosto y, el 9 de septiembre una gran movilización estudiantil ocupa la Casa de Trejo, asume su dirección. Como anécdota ilustrativa, vale decir que los estudiantes derriban la estatua del profesor Rafael García, representante del sector más conservador, dejándole un cartel con la frase: “en Córdoba sobran ídolos y faltan pedestales”.
A principios de septiembre, la Corda Frates volvió a la carga y un grupo de personas hirió gravemente a Barros, generando el repudio masivo de la gente. La avanzada reformista “concluyó” el 25 de septiembre con una gran fiesta en la plaza Vélez Sarsfield a la que asistieron cerca de 15.000 personas.

En definitiva, fue el inicio de una nueva era en la historia estudiantil de Argentina y de América Latina, ya que los ecos de la Reforma se expandieron por todo el continente.

Incluso, durante el Mayo Francés se enarbolaron varias de las consignas que levantaron los líderes estudiantiles cordobeses. Siguiendo al ex gobernador Ramón Cárcano, graduado en la UNC, “la Universidad es una corporación cerrada. Puede ser conservadora o no, pero no puede ser estéril o regresiva, no puede vivir con la sola vanidad de las glorias pasadas”.

A 89 años, la UNC todavía continúa en la lucha.

Bibliografía
Luis Marcó del Pont, La Reforma Universitaria de 1918, capítulos del V a VII. Manifiesto Liminar, en www.eco.unc.edu.ar/cece/Manifiesto%20Liminar.doc

Publicado en Hoy Día Córdoba el 21-06-07

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