Con seis meses de “retraso”, los hechos de violencia en el fútbol se cobraron una nueva víctima fatal. La bomba estalló el lunes, aunque el escenario podría haber sido Alberdi, Alta Córdoba, Mendoza, Avellaneda, o cualquier otro estadio de fútbol de Argentina.
Cuando todavía resuenan las imágenes del dantesco cuadro que dejó la batalla campal de Mataderos, comenzó ayer el pase de facturas entre dirigentes de Nueva Chicago (“no justificamos la barbarie, pero los hinchas de Tigre rompieron los baños), la Policía (“el operativo salió bien, aunque los alambres de la cancha eran viejos”) y el titular de la Subsecretaría de Seguridad en Espectáculos Futbolísticos, Javier Castrilli, quien pidió la máxima sanción para los responsables. Curiosamente, la única voz que no se escuchó fue la del presidente de la AFA, Julio Grondona. ¿El motivo? No se sabe. Quizá la muerte número 222 en la historia del fútbol sea justamente eso: una estadística más.
Responsables sobran, chivos expiatorios, también. Condenados. Mmmm.
Hace dos semanas, en la misma cancha, hubo un “aviso”. Un penal mal cobrado desató una gresca entre jugadores de Nueva Chicago y River Plate. En ese momento, el técnico Carlos Ramacciotti lanzó una frase histórica: “Ferrari (defensor de River), no hagas cagadas porque no salen vivos”. Todo un síntoma.
A principios de mes, el fiscal Marcelo Romero señaló que tuvo que cerrar la investigación del apriete a jugadores de Gimnasia y Esgrima La Plata por la total falta de colaboración de las partes involucradas. “Debe ser por los famosos códigos del fútbol”, se resignó el fiscal. Ahora vendrá una perorata de declaraciones orientadas a buscar la fórmula mágica para acabar “de un plumazo” con la violencia. ¿Medidas a largo plazo? Tiene poco efecto publicitario.
Todo pasa, es el lema de Don Julio. Y sí. Mañana juega Argentina y dentro de un mes empieza el Apertura. Todo pasa, hasta la vida.
Publicado en Hoy Día Córdoba el 26-6-07
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